viernes, 6 de abril de 2012

Visto & Visto

Visto de vestir y Visto de ver. Visto en París, en la pasarela de Céline hace un año atrás: el tapado con mangas de cuero. Visto en Buenos Aires, hoy en Las Pepas y Carmela Achával, una versión local, nueva, accesible y muy bien adaptada a las argentinas. Vistos en New York, en la pasarela de Alexander Wang hace un año atrás: los mocasines plateados con empeine alto y pompones. Vistos en Buenos Aires, hoy en Prüne, una versión diferente, con más plataforma y punta redonda más apta a las fashionistas locales. Vistas en París, en la pasarela de Givenchy hace un año atrás: la pollera tubo de organza que asoma bajo otra falda un poco más corta. Vistas en Buenos Aires, hoy en Evangelina Bomparola, una versión acertada que aggiorna y actualiza cada equipo nuevo o de otra temporada. Visto en Milán, en la pasarela de Prada hace un año atrás: el vestido evasé con macropaillettes. Visto en Buenos Aires, hoy en María Vazquez, una versión con mega paillettes de forma personal que identifica a la firma nacional. 
En los años 80' hubo etiquetas que copiaban con moldes, materiales y colores exactos, modelos de Chanel y otras a Valentino. Todavía recuerdo las fotos de un desfile de Caramell by Fortuna Dayan en el Hotel Alvear, donde Andrea Frigerio y Teresita Garbesi caminaron, en un composé de gris antracita y verde manzana, tailleurs de velour italiano, con canotier incluído, calcados del desfile de Chanel. Las carreras de diseño de indumentaria y la globalización vía internet hacen que hoy sea un pecado copiar porque si. Hoy, en la moda local, más allá de la propia identidad, se impone adaptar y tomar las tendencias. Hoy las etiquetas y los diseñadores filtran y adaptan. Y muchos también desechan. 
De eso se trata, de brindar, de ofrecer lo que el mercado pide. 
Queda ver quien los viste.


Anteojo Infinit, modelo Tito.