Hay un grupo pequeño de moda, tan pequeño que sobran los dedos de una mano para enumerarlas. Pequeño grupo y grandes esperanzas. Pequeño grupo y grandes oportunidades. Pequeño grupo y la Avenida Alvear. Pequeño grupo y diferentes orígenes, estilos y maneras de encarar un mismo métier. No importa si la oportunidad es provocada, adquirida, apasionada, heredada. O con ansias de fama. Sí puedo decir: no es casual. Algunas de ellas dicen tener una pasión: la moda por la moda misma. No por la fama, buena o mala, que de una u otra manera llega. Quizás también por la fortuna, la que significa suerte y la que significa dinero. Aunque sean justamente esas fortunas las que las ayuda a estar arriba. Es fácil tener una etiqueta en base a una fortuna, y poder esconderse detrás de un talento inquieto, casi insoportable pero talento al fin, que guarda su soberbia y ego en un monedero de los años '20. Justamente por la fortuna que le trae el dinero. Pero no es fácil hacerse un nombre en base a esfuerzo, constancia y ansias de superación. Algunas de ellas lo hacen. Algunas de ellas llegaron construyendo una trayectoria, decenaria ya. Con aciertos que la llevan a estar entre las reconocidas, porque hoy no le tiene que demostrar nada a nadie. Por un talento no afanado. Otras lo están haciendo gracias a la pasión que le ponen, gracias a la prueba y error, gracias a su sed de aprender. Y van a llegar, porque el torbellino interno las va a llevar a buen puerto. Siempre y cuando su concentración sea exclusiva. Otras en cambio, llegan por la sed de la fama por la fama misma. Por un amor que encauzó en la moda. Por saber rodearse, gracias a la fortuna económica, de un grupito que las sostiene, que son la cabeza pensante de sus nombres.
Con esmero, propio o de otros; de manera autodidacta; con nombre, propio o prestado; con diseños personales, pensados o provistos de otra, ellas tienen talento.
Anteojo Infinit, modelo Tito.
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