martes, 1 de noviembre de 2011

Palabras

Diferenciemos vestuarista de estilista. Diferenciemos visto al personaje de turno (modelo, celebridad, personaje principal, secundario o extra) por "visto al personaje de turno". Estilismo no es largar crudamente a quien vestimos para que haga su trabajo. Diferenciemos "porque me visto canchero, me visto moderno, hago moda", "porque uso galera y bastón, hago moda" o "porque estudio diseño o producción de moda, estoy en la moda". Hacer moda es de trabajar con pasión, trabajar desde adentro, con el alma, gestando ideas, prendas e imágenes. O todo eso junto. La moda impone más que tendencias, y más que imágenes bellas en la belleza o en la decadencia de las imágenes. Atender los llamados de las imágenes de la moda demuestra que la moda comunica mucho más que un simple vestido, un editorial de moda o la conjunción de estilista y fotógrafo. Poder entender un desfile de Hussein Chalayan o de Martin Margiela no es solamente ver lo que se nos muestra. Es también ver lo que realmente nos quieren mostrar. Es como leer entre líneas. Alcanza con poder disfrutarlo sin cuestionarlo. Pero se completa con ver entre prendas. La escuela educa, pero eso a veces no alcanza. Estudiar producción de moda y diseño de indumentaria está bien. Es el punto de partida. Es necesario. Ayuda. Ordena. Pero con eso solo no alcanza. Se impone tener sensibilidad, sentido común, sentido de la ubicuidad. También se necesita humildad y respeto. Humildad para afrontar el trabajo que se encarga y humildad para defenderlo. Respeto por quienes están arriba y por los pares. La moda no es una cuestión frívola. Por eso, a quienes vienen, hay que pedirles que respeten la moda no por la moda ni por la imagen misma, si no por lo que la moda representa. 





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